Sora, la nueva herramienta lanzada por OpenAI para la generación de videos mediante inteligencia artificial, hizo su debut público oficial este 9 de diciembre. Desde que escuché hablar de esta plataforma, tenía grandes expectativas, y por fin pude probarla. Aquí comparto un análisis con sus puntos fuertes, sus limitaciones y evalúo si realmente vale la pena.
Sora está disponible en dos planes de ChatGPT: el Plus, que cuesta 20 dólares al mes y permite generar hasta 50 videos de 5 segundos con una resolución de 720p, y el Pro, que cuesta 200 dólares mensuales y ofrece hasta 500 videos de 20 segundos con una resolución de 1080p. En el video compartido al final de este texto muestro cómo funciona cada una de estas opciones y cómo aproveché al máximo las herramientas que ofrece durante toda una tarde de experimentación.
En mis pruebas, descubrí que Sora tiene mucho potencial, especialmente con funciones como “Storyboard” y “Remix”, que permiten crear y personalizar videos de una manera única. Desde transformar imágenes simples en animaciones complejas hasta generar estilos visuales como “film noir” o “papercraft”, las posibilidades son interesantes. Sin embargo, debo decir que no siempre obtuve lo que esperaba, sobre todo cuando usé prompts en español o muy detallados.
Al final del video comparto mi veredicto sobre Sora que aquí adelanto: si bien creo que aún no está lista para justificar el costo del plan Pro, tiene un futuro prometedor. Con algunos ajustes y mejoras, podría convertirse en una herramienta imprescindible para los creadores de contenido.
Sora: Un gran potencial con detalles por mejorar
Quiero ser completamente honesto: aunque Sora tiene características impresionantes, aún hay aspectos que necesitan pulirse. En el video muestro ejemplos de mis pruebas, como un monstruo animado que generé a partir de una imagen de una boca. El resultado fue sorprendente, pero también hubo casos en los que los videos estuvieron lejos de cumplir con lo que pedí.
Otro punto que me parece importante mencionar es la limitación para trabajar con imágenes o videos que incluyan personas. Esto restringe bastante el uso de Sora en ciertos proyectos. Además, los videos generados con otras herramientas de IA no se integran bien en la plataforma, lo que dificulta la continuidad de trabajos entre diferentes aplicaciones.
Por supuesto, Sora tiene puntos muy positivos. La capacidad de extender videos por segmentos y personalizar detalles como objetos o efectos de luz son herramientas con mucho potencial. Por ejemplo, logré que un monstruo levantara una pelota de fútbol, y luego cambiar la secuencia (y la pelota) por una lámpara o una esfera luminosa, todo dentro del mismo video. Esto demuestra que hay una base sólida para mejorar.
Mi conclusión es clara: hoy en día, no recomiendo pagar los 200 dólares del plan Pro, pero estoy convencido de que OpenAI está en el camino correcto. Con algunas actualizaciones, esta herramienta podría convertirse en una pieza clave para proyectos creativos y profesionales.