Los generadores de imágenes con IA han sido gran parte de la cara visible de la revolución de las herramientas de Inteligencia Artificial, por la natural razón de la visualidad asociada a sus creaciones.
Para bien, para mal y para discutir, las imágenes con IA se han estado produciendo de forma masiva en prácticamente todo el mundo, gracias a la multiplicidad de modelos, muchos de ellos gratuitos, que no dejan de aparecer y mejorar.
Entre lo discutible destaca, rápidamente, el tema de los derechos de autor. Sin embargo, esto se ha ido zanjando por el lado de liberar los derechos cada vez más, para que quienes generan las imágenes sean sus dueños (y hasta sus autores, que no es lo mismo). Pero queda aún un vasto campo para discutir sobre la generación de personajes con derechos de autor (algo que, por ejemplo, DALL-E hace si se usa en Copilot, pero no en ChatGPT-4 Plus) y otros conceptos relacionados.
Lo malo y lo bueno de la facilidad para crear imágenes con IA
Entre lo malo de la facilidad para generar imágenes con IA, está la opción de ponerles la cara de cualquier persona de la que se tenga una foto, lo que ha provocado usos totalmente rechazables. Un ejemplo claro de esto se registró en el colegio Saint George hace unos días, con la divulgación de imágenes pornográficas con caras de estudiantes del establecimiento (hechas por sus propios compañeros).
Entre los usos prácticos o buenos, podemos contar desde la generación de contenidos para presentaciones o para proyectos audiovisuales, hasta la posibilidad de darle un uso comercial a las imágenes que se crean, ya sea en piezas de arte y diseño digitales, o en estampados de ropa, stickers y cosas por el estilo.
Así, queda claro que se abrió todo un mundo de opciones, malas, buenas y discutibles, con el boom de los generadores de imágenes de Inteligencia Artificial. Y todo eso antes siquiera de ponernos a evaluar la calidad de cada uno, como hicimos en el video compartido a continuación con el realizador audiovisual Fernando Jiménez.
Mario Cuche